De pérdidas de tiempo, y de tiempos ganados
Sueños de niño,
letras en el viento,
dibujos de estrellas,
fosferescencias en el tiempo,
proyectos inquebrantables,
de láminas y afiches,
estudio y crecimiento,
de nubes y fetiches.
Fueron sonrisas,
esfuerzos y lágrimas,
segundos y horas clavadas,
soles en mi ventana.
Luego vinieron tiempos perdidos,
engaños de otoños
que quisieron ser primaveras,
absurdos insomnios,
que quisieron construir
cosas verdaderas,
mucho tiempo perdido,
de algo que nunca valió la pena,
absorbido en la hipocresía,
de sonrisas de madera.
Y fue un dolor intenso,
cuando desperté de ese cuento,
avergonzado y aturdido,
sentí letras y palabras
consumirse en el desprecio.
Fue el tiempo perdido,
lo cruel del sinsentido,
fue la burla infinita,
a quien se guarda unas piedritas,
fue el plástico del mundo,
que despreció el rumbo,
fue la denuncia y la red rota,
que se burló de una derrota.
Y al final (o al principio) de todo,
fue volver a la esencia de a poco,
a la alegría y al foco,
de ganarle al tiempo,
de empezar todo de nuevo,
con las letras, con el viento,
con las láminas y afiches,
con las estrellas fosforescentes,
y con todo el amor,
que busca construir,
un compañerismo,
un camino y un lugar,
de algo misterioso que brilla,
en los confines de un medio
que se llama interestelar.