
Refugios
(2025)
Son tiempos de resignificar y proteger nuestros refugios.
En estas épocas en donde el egoísmo, la crueldad y la ignorancia dañina inundan todos los rincones de nuestra existencia, más que nunca son necesarios los refugios. Y me refiero a aquellos lugares que encontramos en personas y situaciones cotidianas que a veces pasan desapercibidos. Como nunca son necesarios, pues luego de pasar horas en calles y callejones peligrosos, cuán necesario es el abrazo de un compañero, hijo, pareja, amigo… Cuán importantes se hacen esos momentos de escucha, esos momentos de contarles cuentos a un niño, esas miradas que brillan, no juzgan y comprenden. Cuán importante es encontrar ese entorno que nos ofrece cariño y tranquilidad. Formar parte de eso, vivirlo, serlo. Cuán necesario es construirlo. Y aunque sea mínima, o nos parezca débil, hacer de esa construcción un refugio, un búnker. Trabajar para que sea indestructible, que proteja, cobije y ofrezca calor, para luego poder volver a salir al mundo, que tal parece tiene más infames que gente buena.
Es simple, es encontrar refugios en una mano, en una caricia, en un gesto… Es encontrar fuerzas para seguir, para mirar desafiante a los ojos de los perversos que tienen poder, hacernos fuertes e incorruptibles. Y así quizás, esa fortaleza nacida del más ínfimo gesto de aprecio que logró construir nuestro refugio, se haga tan fuerte que logre torcer el destino que los inhumanos, ridículos y crueles buscan imponer. Seamos inteligentes, busquemos refugios, protejamoslos, y no seamos parte de la mentira del mundo-mercancía.