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Universos Casas

(2020)

"Cada casa es un mundo", escuché esta frase durante años en boca de mi abuela y mi madre. Al ir creciendo le fui dando sentido, y me fui alejando de esa extraña y graciosa visión que tenía de niño acerca de una casa convertida en planeta. Hoy más que nunca lo comprendo. Hoy que nuestras casas son nuestro mundo, lo comprendo más aún. Incluso diría, que nuestras casas son casi nuestros universos.

Y es así que pienso que deben exisitir universos horribles y hermosos, universos acogedores, universos tranquilos, otros no tanto, otros repletos de nervios e intranquilid, pero en todos, en absolutamente todos, sin dudas hay un poco de todo. En nuestros universos de a poco vamos identificando esos lugares alfombrados, o esos lugares con una rajadura en la pared donde generalmente estamos tristes. A pocos pasos, quizás cerca de una ventana, con o sin cortina, vemos el lugar en donde a veces nos alegramos, o una escalera que mientras la subimos o bajamos nos invita a pensar, y pensamos... El lugar de las videollamadas escolares de los niños, que ya casi nos hablan con sabiduría sobre el aprendizaje de ellos, o el lugar donde nos sentamos y nos comunicamos y trabajamos, que nos representan la carga, la alegría o el tedio, según como cada uno se lleve el trabajo a su casa (o a su universo). También está la cocina, en donde como nunca se usa todo, en donde dialogamos más que nunca, nos buscamos, nos hacemos más compañeros que nunca, o nos alejamos y nos peleamos. 

En fin, la casa se convirtió en universo, así que parafraseando a la antigua frase de mi abuela, diría, "cada casa es un universo"; y en él, día a día hacemos lo mejor que podemos...

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