
Universo humano
(2024)
Tratar de entender las escalas del universo muchas veces te puede "volar la cabeza". No obstante, la percepción del mismo y nuestros deseos de conocerlo son similares a nuestra propia experiencia de vida.
Cuando nacemos, nuestro universo conocido son apenas los brazos de nuestros padres, luego se amplía a nuestra casa, en donde muebles y paredes representan límites infranqueables.
A medida que crecemos, cuando nos llevan fuera de la casa, empezamos a darnos cuenta que hay algo más grande que todo aquello. Luego, ese universo se expande considerablemente cuando ya más grandecitos empezamos a andar solos por una vereda, por la otra vereda, o hasta aquella casa pintada de rojo. Luego, adquirimos la capacidad de andar por la ciudad entera, y expediciones movilizadoras en bicicleta o colectivo barren las fronteras. Ya más adelante, independizados totalmente, viajamos quizás a otra ciudad, a un mar, a una montaña; tal vez ya lo conocíamos de antes, pero al hacerlo de manera independiente, el horizonte se amplía. Nos llegan experiencias totalmente nuevas, conocemos un universo totalmente nuevo que creemos nos pertenece. Los afortunados expanden todo eso cuando pueden hacer algún viaje a algún país vecino, conocemos otras maneras de ver a nuestro universo, y ni que hablar si se visitan destinos lejanos y exóticos.
Y todo esto, no es solo una cuestión de distancias, porque en todos esos recorridos vivimos: peleamos, nos enamoramos, reímos, lloramos, nos perdemos, nos buscamos. Depositamos todo lo humano de un universo en este pequeño paseo.
Y si finalmente tratamos de entender nuestro lugar en el Universo, aunque sea reflexionar sobre eso por unos instantes, seguramente esa reflexión contribuya a que seamos mejores seres humanos...